LOS VIGILANTES DE SEGURIDAD DEL METRO
DE BARCELONA SUFREN UNA MEDIA DE 20 AGRESIONES AL AÑO.
Barcelona.
(EP).- Los vigilantes de
seguridad del Metro de Barcelona
sufren una media de 20 agresiones al
año, la mayoría consistentes en fracturas, contusiones, navajazos,
arañazos e incluso mordiscos, según revelan datos de entre 2009 y 2011 a los
que ha tenido acceso Europa Press. Según fuentes sindicales de Securitas, en
2011 se registraron 21 bajas laborales por agresión, tres menos que en el año
anterior, cuando incrementaron en cinco los casos, pasando de 19 a 24 -a razón
de dos al mes-, cifras que contrastan con las proporcionadas por fuentes de
Prosegur que incrementan a seis el número de ataques mensuales.
Las
mismas fuentes han explicado a Europa Press que se sienten "totalmente desprotegidos"
porque funcionan con patrullas de sólo dos personas por turno en cada una de
las ocho líneas, lo que consideran insuficiente para enfrentar situaciones de
conflicto que se generan a diario en el transporte subterráneo. Además, desde
hace unos tres años, con la llegada de la crisis económica, se ha introducido
la figura del "agente único" que hace funciones tanto de vigilancia
en los vagones como en los tornos para validar el tique, donde se producen la
mayoría de los incidentes.
Fuentes
de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) han indicado a Europa Press que
disponen de un protocolo de seguridad que, no obstante, tiene "una
operativa reservada", y tampoco han podido concretar el número de
vigilantes que trabajan en el metro porque, según dicen, están contratados por
horas. Para protegerse están dotados de los llamados Equipos de Protección
Individual (EPI) formados por una gorra americana revestida de chapa, chalecos
antipinchazos y guantes anticortes para evitar hacerse daño con navajas y jeringuillas,
además de porra, esposas y chaleco de ropa reflectante, aunque desde hace una
década no llevan pistola.
De 'trileros' a latin kings
Y es
que la afluencia de gente diversa que se aglomera en el metro les lleva a
enfrentarse a todo tipo de sujetos: desde carteristas, 'trileros' y vendedores
ambulantes a bandas latinas, los más peligrosos porque suelen ir armados con
navajas y cuchillos: "Cuando te enfrentas con la mayoría de latinos o
carteristas ya sabes que la cosa va a acabar mal". "Para mí, trabajar
en el metro no está pagado porque cada día es una lotería", ha lamentado
un vigilante en declaraciones a Europa Press, quien ha reclamado más efectivos
para trabajar con más seguridad y efectividad y ha criticado la lentitud en la
respuesta de la policía.
Hace un
año que los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana iniciaron un operativo
conjunto en el metro barcelonés que ha permitido ahuyentar a 150 carteristas
-casi la mitad que en 2011- y reducir de 28.000 a 22.7000 los hechos delictivos
en un año. No obstante, los vigilantes critican que no colaboran de forma
directa y organizada con los cuerpos policiales y que tampoco pueden
comunicarse directamente con ellos cuando hay sucesos, puesto que deben pasar
siempre por el Centro de Control.
Por
todo ello puntualizan que el operativo de los vigilantes de metro sirve
"más bien para dar imagen que para evitar atracos" y que a menudo,
los agentes únicos reciben órdenes de alejarse si les sobreviene un conflicto.
Las mismas fuentes han explicado que las zonas más conflictivas, donde se
producen la mayor parte de estas agresiones, son las más concurridas como la L3
en Les Rambles -Liceu, Plaça Catalunya, Drassanes- y la L1 -Espanya, Glòries y
Sant Andreu Arenal- por la proximidad de centros comerciales.